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Jill Stuart

Rivalizando frente a las grandes casas de belleza y moda de la ciudad de Nueva York, la firma homónima de la diseñadora Jill Stuart ha sabido hacerse un hueco en el mercado. Desde que comenzara a comercializar con sus característicos productos textiles, joyería y accesorios para el día a día en el año 1988, la neoyorkina ha conseguido igualar su propia marca de cosmética y productos de higiene corporal.

La diseñadora Jill Stuart fotografida por Mario SorrentiLa diseñadora Jill Stuart fotografida por Mario Sorrenti

Una grande en poco tiempo

Con tan solo 15 años crea una colección y sale a la venta en los espacios comerciales de Bloomingdale's. Aunque esto resulta menos llamativo, dentro de lo que cabe, si se menciona que la suya es una familia enfrascada en el mundo del diseño.  

Por una parte, sus padres estaban a cargo de una colección de lencería y ropa de cama desde la cual ella tuvo su primer contacto directo con el diseño y la moda desde la perspectiva creativa. Y por el otro lado, la saga continua gracias a su hija que, tras trabajar a cargo de su madre durante unos años en la compañía de Jill Stuart, ha creado su propia firma y trabaja para otras marcas más pequeñas.  

En el año 1988 empieza oficialmente a comercializar sus accesorios, joyas y complementos en la conocida zona del Upper East Side de Nueva York. Más tarde, en los años 90, comparte espacio con las casas multimarca de Neiman Marcus y Bergdorf Goodman, donde sus diseños confeccionados en piel y pelo empiezan a tener mayor importancia. Su nombre, hasta entonces desconocido para muchos, empieza a traspasar las fronteras de su ciudad natal y, en poco tiempo, incluso de su propio país y continente.  

Finalmente, tras este breve pero intenso recorrido de sus accesorios, la diseñadora neoyorkina decide lanzarse de todo a la piscina y crear, bajo su mismo nombre en la etiqueta, su marca. En ella, ya con espacio propio y todo, Jill Stuart empieza a comercializar con una mayor cantidad de piezas que incluyen abrigos, vestidos, pantalones, blusas, vestidos lenceros y una gama muy amplia de productos de belleza y cosmética que abriría sus puertas en el año 2005.

Una locura nipona

Pese a que su origen es norteamericano y este es uno de los países donde la cultura de consumo es casi como una religión, su principal mercado se encuentra en Japón, donde aparecen sus mayores compradores. La cantidad de beneficios que consiguen ronda los 100 millones de dólares anuales, incluso superando esa cifra en algunos datos puntuales, en su comercio en Japón; mientras que, en Estados Unidos, de donde es original la diseñadora y la firma, no superan los 30 millones.  

Productos cosméticos y de aseo personal de Jill Stuart para la nueva temporada 2017Productos cosméticos y de aseo personal de Jill Stuart para la nueva temporada 2017

La importancia de su nombre en Japón es tal que, en el año 2007, para la campaña de la colección de ese año, el fotógrafo Mario Sorrenti inmortalizó a la actriz norteamericana Lindsay Lohan posando con las piezas de la firma. Aunque una de las imágenes estrella de la firma es la de su propia fundadora, donde el mismo artista la retrata en blanco y negro para dar visibilidad a la mano creativa y administrativa de toda la firma.  

La marca Jill Stuart es la principal, pero luego aparecen dos líneas más que se diferencian, principalmente, según su destino de compra y venta: Jill by Jill Stuart en Japón y Jill Jill Stuart en Estados Unidos. Entre todas ellas, la diseñadora marca un estilo más urbano y transgresor, mientras que con la otra es un poco más relajado, sin perder esa esencia que tanto le caracteriza.  

En Japón empezó a comercializar durante el comienzo de la década de los 90, cuando Jill Stuart consigue hacerse con algunos establecimientos importantes en las grandes capitales del país, como Osaka, Tokyo y Kobe. Además, la firma estadounidense contaba con presencia en más de 70 tiendas multimarca repartidas por otras ciudades importantes de la isla.

Unos toque de belleza ecléctica

Pese a que su línea de cosmética y productos de belleza no nació hasta entrados en el nuevo siglo, más concretamente en el año 2005, la firma Jill Stuart comprende una amplia gama con la que abastecer a sus fieles seguidores. Uno de sus principales motores es el maquillaje y la sección de perfumes, que casi siempre son las que abanderan la línea beauty de las grandes marcas.  

Esta línea es la última en aparecer en el mercado comercial de Jill Stuart, pero no por ello es menos importante o representa una atracción inferior para sus compradores. En este caso, el diseño de ropa había sido una constante en la vida profesional de la fundadora de la firma homónima, aunque para ella, uno de sus mayores sueños, era poder aportar una línea de cosmética especializada para su marca.  

Perfumes Blssed Love y Promised Love de la colección para 2017Perfumes Blssed Love y Promised Love de la colección para 2017

Entre todos los productos con los que no podemos encontrar en sus tiendas, tanto en las compras online como para aquellas que sigan la costumbre de ir y probar sus artículos, se pueden encontrar con un gran surtido entre el que poder escoger según las preferencias personales. Porque Jill Stuart no se conforma solo con perfumes o maquillaje habitual, sino que va un poco más allá.  

Los geles de baño, acompañados por cremas y exfoliantes, son uno de sus productos estrella. No solo por los olores y la calidad que ofrecen, sino por el diseño en el que se ofrecen cada uno de sus botes. Con colorido y motivos plasmados, la sección de higiene y cuidado personal es una de las más llamativas de su colección de belleza.  

Por lo que respecta a la sección de maquillaje, los labiales, los coloretes y las bases son sus tres mejores bazas. Entre todo ello, cada una puede escoger y encontrar su color más adecuado y favorecedor. Con acabados increíbles y una presentación muy Jill Stuart, estos tres productos son, cuanto menos, curiosos.  

Finalmente, cabe destacar la sección de perfumería, que es uno de sus puntos más fuertes. Las modelos Ginta Lapina Daphne Groeneveld han sido dos de las encargadas de representar sus olores característicos para 2012 y 2013, respectivamente. Solo hace falta ver el perfil de ambas para saber qué tipo de mujer es el que patrocina la firma: carácter, belleza, personalidad propia y mucha seguridad.  

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